Tocar instrumentos musicales ha demostrado tener grandes beneficios, de acuerdo a últimos estudios realizados por neurocientíficos a través de tomografías y Scanner Pet tomados al cerebro de una persona cuando toca un instrumento musical, aún mayores que otras actividades artísticas y que solamente escuchar música, es por ello la importancia de poder aprender a tocar uno o más instrumentos musicales a temprana edad.
1.Ejercitar el control de sus dos hemisferios cerebrales haciéndolo capaz de combinar la precisión linguísitica y matemática con contenido nuevo y creativo.
2. Resolver problemas de forma rápida y creativa utilizando herramientas académicas y sociales.
3. Implica crear y comprender su contenido emocional y un mensaje dando como resultado un nivel más alto de función ejecutiva, es decir, referente a las tareas interrelacionadas que incluyen la planificación, creación de estrategias y atención de los detalles.
4. Desarrolla la sensibilidad artística.
La edad recomendable para aprender a tocar un instrumento musical es a partir los tres años, pero esto no debe ser impuesto sino que debe respetar el desarrollo del niño y sus intereses ( de este tema hablaremos más detalladamente en un siguiente blog), así mismo no podemos dejarnos llevar por mitos sobre el aprendizaje de instrumentos musicales como por ejemplo:
1. El mito relacionado a las características morfológicas de nuestros niños.- Hay padres que piensan de la siguiente forma: mi niño tiene dedos largos entonces será pianista o guitarrista o tiene unos pulmones tan fuertes que podrá ser un excelente trompetista, cuando lo que sucede es lo contrario, la práctica de un instrumento musical permite el desarrollo físico de los partes u órganos del cuerpo que intervienen en ella, es decir si se practica tocar la trompeta a largo plazo este instrumento beneficiará el desarrollo de los pulmones, por ejemplo.
2. El mito del ADN musical.- Otras personas creen que porque alguno de ellos toca bien la batería entonces su niño también será bueno tocando ese instrumento; no necesariamente, aunque eso podría darse más a otros factores tales como el aprendizaje social, pero es el niño quien debe escoger qué instrumento tocar, claro está siempre y cuando sea un gusto que tenga cierta frecuencia en el tiempo pues los niños rápidamente cambian de opinión y se dejan llevar fácilmente por sus amigos, aquí los padres pueden intervenir para guiarlos correctamente, observándolos y motivándolos y no imponiendo el instrumento a tocar pues todo aprendizaje impuesto es negativo.
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